Es absolutamente asombroso lo imnotizante que es una noche así. Porque si alguna vez has visto nevar, durante la noche, sabes de lo que te hablo.
Es como si el mundo dejase de respirar. Los perros no ladran, las pisadas no se oyen, los niños que hacían muñecos de nieve están durmiendo. ¿Ha dejado de girar el mundo? Todo se ha parado, menos la nieve, ella sigue cayendo ajena a la tranquilidad que le rodea. Solo, si te adaptas al silencio, si respiras flojito, con él, sin una exalación más alta que la falta de sonido, lo oyes. Puedes oir como cae la nieve sobre la nieve. Suave, casi inperceptible.
Sandra